domingo, 7 de junio de 2009

My obsession

Pareja: Inui x Tezuka

Últimamente no hago mas que mirarte. Y cada vez que lo hago no puedo evitar notar todos los detalles de tu personalidad, incluso los mas ocultos.
Tu voz grave, la autoridad y disciplina que muestras tras tus directas palabras o como frunces el ceño cuando estás viendo un partido. Muchas veces me he sorprendido a mi mismo contando las veces que has sonreído y he llegado a atesorar esos fugaces momentos.

Poco después sabía cuando algo te molestaba, porque tus ojos se volvían fríos e indescifrables, o cuando estabas orgulloso, porque tu expresión se volvía paternal e imperceptiblemente afable. Nunca llegabas tarde a ningún sitio, eres el capitán perfecto.

Hoy te encontré por los pasillos cuando cambiábamos de clase. Estabas sereno, concentrado en tus apuntes lo suficiente como para no chocarte con nadie, no dejando que nada te perturbara.
Es una imagen que observaría hasta la saciedad.
Levantas la vista y me diriges una mirada y un leve asentimiento, el cual imito antes de que me pases de largo y te pierdas al doblar la esquina. No puedo evitar detenerme y volver la vista atrás, siguiendo tu estela.
Al principio pensé que tu influencia y tu gran diligencia me había cautivado por completo. Es normal respetar a alguien tan maduro como tu; y además de eso está mi costumbre de fijarme en todos los detalles ajenos, así que no le dí demasiadas vueltas.



Pero todo empezó a distorsionarse.
Desde ese momento no había día en el que no te buscase con la mirada, no había momento en el que mis pensamientos no girasen el torno a ti y aprovechaba cualquier oportunidad para quedarme a solas contigo. Pero una vez mas no le dí importancia. Después de todo eres nuestro capitán, todos aprecian tu labor y piensan en ti, desde luego.

Sin embargo, una vez mas me equivoqué. Y me dí cuenta de lo que pasaba, de el porqué de mi obsesión contigo cuando Echizen apareció en nuestro instituto. Mi primer partido contra él fue emocionante, divertido, aunque perdiese. Aquel joven arrogante no me desagradaba en absoluto...
Pero claro, a ti tampoco.

Desde entonces empezaron a molestarme cosas nimias. Cosas absurdas por las cuales no debería enfadarme. Eras mi amigo,mi capitán, e intenté convencerme de que todo aquello no era propio de mi. Pero cada día que pasaba, me desesperaba aún mas.
Comprendí que me gustas, Tezuka. Y aunque puse en orden mis prioridades, no estaba satisfecho; y mucho menos relajado.
A día de hoy, conservo pensamientos egoístas, pensamientos demasiado lúgubres. Me cuesta fingir que te veo como un amigo a cada segundo que pasa...
Me molesta...
Me irrita...
Me fastidia lo indecible ese apego que pareces haberle cogido a Echizen; y el aprecio que le tenía a ese niño a desaparecido en la penumbra de mi mente.
Detesto esas confianzas que Fuji y Oishi se toman contigo, esa familiaridad que os envuelve cada vez que estáis juntos y ese orgullo que muestras en tus facciones cada vez que das la enhorabuena a alguno de ellos.
Es insoportable...
Como compañeros de equipo que son, no quiero odiarles. No quiero tener que fingir cuando estoy con ellos, sé que es culpa mía.

Y así, los días siguen pasando, ignorando mis pensamientos inestables y mi hipocresía al no poder enfrentarme a mis propios deseos.


Hoy Domingo no he salido de casa. Me he limitado a ojear los últimos datos recogidos en el último trimestre, y el noventa por ciento hablan de ti.
A que hora te levantas, que sueles desayunar y que ruta coges para venir a la escuela. Que materias se te dan bien y cual es tu comida favorita...

-¡Sadaharu! ¡La cena está lista!

...leyendo de nuevo mis propias notas, me siendo como un acosador. Es normal para mi recolectar datos de los jugadores, son útiles para mi estilo de tenis. Pero con Tezuka siento que me estoy equivocando, que estoy utilizando la excusa de “mi estilo” para investigarle...
Eso me avergüenza...es como si traicionara a alguna parte de mi.

-¿Sadaharu?

-Si, ya bajo.

Cierro con rabia una de mis libretas antes de suspirar y bajar a comer.
Cada día en la escuela está siendo un suplicio, y pensar que tengo que volver a verle dentro de unas horas me desespera.

De hecho, fui el último en llegar al entrenamiento matutino, con la consiguiente mirada de reproche e inconformidad de Tezuka, junto al que estaba Oishi, como siempre.
No dejando que la rabia me dominase, empecé a correr las diez vueltas a las canchas como castigo.
Mientras corro, estoy pensando que al menos puedo dominar estos deseos insanos, por el momento. Mientras no se apodere de mi, podré seguir fingiendo, mientras no me sobrepase y me exceda todo irá bien.
Sólo actuar como un amigo...
Sólo ser un miembro mas del equipo...
Así es como debe ser.

Con este tipo de pensamiento optimista, pude sobrevivir bastante tiempo. E incluso me dí cuenta de que, si me sentía frustrado, correr ayudaba bastante. Pude fingir perfectamente delante de los demás, y tenía con Tezuka las palabras justas.
En casa ya era otra historia...
Muchas veces me levantaba con el desenlace de un sueño perverso esparcido por mis sábanas. Muchas veces se me hizo tarde, o me saltaba los entrenamientos al estar discutiendo con mi subconsciente el hecho de querer hacer realidad esos sueños.
Este carácter sutilmente sombrío no pude esconderlo.

¿Hasta cuanto alguien está dispuesto a llegar por una persona?
Me he esforzado por no estropear esta realidad en la que vivimos, y aunque cada día siento que me desvanezco un poco mas, no haces nada para evitarlo.
...No haces nada...porque no es culpa tuya.
Estoy en un bucle del que no puedo escapar, por muy bien que se me dé fingir.

Y todo, como esperé, se acabó de hacer pedazos. Se derrumbó completamente ante mis ojos, al igual que tu a mitad del partido contra Atobe.
Aquel gesto de dolor, mas que asustarme, me produjo cierta sensación de regocijo, porque se parecía mucho a las expresiones que me mostrabas en mis sueños, solo a mi. Cuando fui verdaderamente consciente de la situación, eché a correr hacia ti junto a todos los demás.
Nada a cambiado, sigues ocupando todos mis pensamientos, y sigo distorsionando tu recta imagen en mis fantasías.

-¡Joder!

El hecho de que te vayas a tratarte la lesión del brazo lejos de aquí no se si me conforta o me frustra aún mas.
He tenido cambios drásticos, soportado lanzarme contra los que te miran, ¡incluso contra los que te hablan!. He pasado por tantas facetas de carácter que ya no me reconozco...

-Inui.

En algún momento me he quedado solo en los vestuarios del club. O eso creía, ya que estás frente a tu taquilla, terminando de abotonarte la camisa. No tengo ganas de mirarte. He llegado a un punto cero del que no puedo retornar.

-Inui-vuelve a insistir al ver que no levanto la vista del suelo. He perdido la noción del tiempo desde que me senté en este banco, y si alguno de los demás me ha hablado no me he enterado.

-Tu comportamiento ha dejado mucho que desear desde hace un tiempo.


¿Que?

-Nunca habías llegado tarde a un entrenamiento, y desde luego nunca habías faltado a ninguno. Ahora no es solo eso, pareces incapaz de concentrarte en tu juego y no te relacionas con los demás. Muchos se han dado cuenta.

…¿Que no puedo concentrarme? ¿Que llego tarde?
¿De quien crees que es la culpa?

-¿Que es lo que pasa, Inui? Este comportamiento irresponsable no es propio de ti.

Por Dios, Tezuka...Callate...

-Como capitán, si algo molesta a mis jugadores, me reservo el deber de saberlo.

Por favor...Solo callate y vete. No puedo...

-Así que, Inui, espero tu respuesta.

Te paras ante mi, con tu porte, imponente. Se que no te irás hasta que te diga algo que te satisfaga.
Poco a poco levanto la vista del suelo mientras voy formando una sonrisa fingida...
Debo fingir...
Relajate...
Serenate...
...No me siento capaz de mirarle a la cara...
...La sonrisa se me ha borrado por completo y me muerdo el labio inferior.
...Una mirada de reojo a tu estricta expresión me basta para saberlo...
No puedo...

-¿Inui?

No puedo mas...
No puedo, esta presión me está aplastando.
No aguanto mas.

Cuando repetiste por segunda vez mi nombre, frunciendo el ceño como si estuvieras amenazando, me levanté tan rápido que parecía haberme llevado una descarga, y arrasé con todo lo que tenía delante.
Por supuesto eso te incluye, trastabillando hasta chocar bruscamente contra las taquillas. Mis gafas también chocaron contra el suelo en algún lugar del vestuario.

Nada mas verte sujetarte el brazo izquierdo, apretando los dientes de dolor, me arrepentí. Pero supongo que no hay vuelta atrás.

-Me gustas, Tezuka. ¡Y es insoportable! Ya he llegado a mis límites de tolerancia. Te vigilo día si y día también, deseando encerrarte en algún lugar donde nadie pueda mirarte, ¡me siento como un maldito acosador!

Por fin me enderecé del todo y te lancé una mirada feroz, suplicante, y en dos zancadas ya estaba frente a ti, sujetándote el rostro y besándote como solo hacía en mis fantasías.
Tienes un sabor muy distinto a como me había imaginado. Es extasiante.
No sé si fue por el dolor en tu brazo, pero no te moviste.
Te abracé antes de separarme del todo, quedando frente a ti con la mentira de que al fin te había alcanzado flotando en mi mente.
Mis facciones se relajaron.
Mi respiración volvió a fluir con normalidad y mi corazón recuperó su ritmo.
Se acabó.
Al final he acabado explotando.

-Lo siento-dije secamente antes de darle espacio para que se fuera.

Te restableciste, con tu expresión enigmática. Sé que eres difícil de sorprender, y cuando lo haces, ese estado dura bastante poco para poder apreciarlo.

-Me voy mañana-hablaste, para mi sorpresa, mientras me pasabas de largo. No pude girarme a mirarte-.Espero que tu actitud haya mejorado para mi regreso.

-Si...-bajé la cabeza. No sabía que los impulsos te renegaran a un pozo tan hondo.

Sentí una caricia en la mano, y luego noté como me la sujetaban hasta levantarla y dejarla boca arriba. Tezuka me devolvía las gafas, mirándome sin ningún resentimiento.

-Me gusta mas el Inui de siempre-dijo-.Así que espera mi regreso.

Serio, conciso y completamente relajado. Es casi como si estuviese cerrando un contrato o felicitara a un jugador tras la victoria. Y aún estando en mi estupefacción, se fue.
Lo vi salir por la puerta, y fue como si todo el disgusto y la frustración que se me había acumulado durante meses desapareciera con él.

-Si- ¿Desde cuando hacía que no sonreía de verdad?

Esperaré. No me moveré de aquí.
Porque espero tu vuelta mas que ningún otro, Tezuka.

No hay comentarios:

Publicar un comentario