Episode 1- Encuentro
.
Había olvidado lo que era dormir bien un domingo. La sansación de no querer levantarse hasta tarde o hasta que el hambre te arrastrase fuera de la cama...(Sonido retumbante de bajos; grito: /Oh,yeah,baby!!/ ,guitarra eléctrica sin acordar, saltos en el techo)
...Si,lo había olvidado.
Se levanto muy a su pesar cuando el reloj marcó las nueve en punto de la mañana de su único día libre de clases. Arrastró los pies y el vuelto del pantalón del pijama, que le quedaba largo hacia la salida de su habitación...Aunque no todo era tan bonito, claro. La habitación estaba desierta a excepción de algunos libros, y su ropa, doblada sin ganas en una esquina.
Su padre se había negado a darle la cama de su cuarto,diciendo algo así como ¡Búscate la vida! y cerrándole la puerta de casa en las narices. Aaay, si su madre llega a estar...Bien, por lo que ahora dormía en un amasijo de mantas y cojines que improvisó la primera noche que se quedó.
Cosas de la independencia.
Esquivó muchísimos mas cojines esparcidos por el salón y fue a la cocina unida que tenía la casa. Abrió el mini-frigorífico y se encontró con la solitaria presencia de un bote de mermelada y un plato con una sustancia que parecía algodón verde y zumo de ciruelas.
-Cosa mas desagradable-Arrugó la nariz Ryoma, cerrando la nevera al intuir que nada se materializaría por estar mirando.
-I've been watching, I've been waiting!!! In the shadows for my time...! -Momo salió de la ducha, envuelto en una minúscula toalla,usando como micrófono un cepillo para el pelo redondo, mientras agitaba el secador en la otra mano y continuaba creyéndose un concursante de O.T..
Ryoma pasó olímpicamente de él, prosiguiendo en la búsqueda de comida en aquella casa. Mientras, la vecina de arriba seguía con sus "músicas"; aunque parecía mas bien que se le habían caído una docena de cacharros. Sumando esto a la música mega Dance que se escuchaba fuera de la puerta, desde el apartamento de Kaidoh y a Momoshiro desafinando no era raro que tuviera su primera crisis mental dentro de poco.
Le tocó hurgar en el armarito junto a la ventana, al lado del fregadero, donde solo consiguió ver paquetes y paquetes de pan para hamburguesas. Vámos, lo de siempre. Llevaba una semana y media en aquella casa y solo se alimentaba de comida precocinada.
Se dio por vencido. Bajaría a la cafetería que había cruzando la calle, como las otras tropecientas veces.
-Ah, Echizen, si bajas a la cafetería acuérdate de coger un par de servilletas, no queda papel higiénico-Dijo Momo, y continuó con su canción.
Kaoru Kaidoh era un muchacho sano, serio y responsable. Por eso ya estaba en pié y calentando al ritmo de Dance antes de salir a trotar. Le resultaba bastante nuevo aún el hecho de levantarse y estar solo en la casa. No es que tuviera miedo ni nada, no, no. Es solo que era un poco solitario. Quizás si se compraba una mascota...
Agitó la cabeza, levantando la rodilla derecha y luego la izquierda. Ya tendría tiempo de pensar en animales,ahora lo importante era mantener la forma.
Y al parecer alguien se lo quería impedir tocando la puerta.
Rezongando, apagó la música y se secó la cara con una toalla al tiempo que atendía la visita.
-Buen día, Kaoru-Inui Sadaharu saludó tras un termo plateado y largo, que brilló tan malignamente como los cristales de sus lentes opacas.
-¿Inui-sempai? Que raro que hayas salido del laboratorio de la universidad...
-Es que quería invitarte a desayunar. Por supuesto intuí que saldrías a correr, por lo que se me ocurrió ir contigo, ¿te parece? Hasta he traído mi super mejorado Aozu-Le mostró el termo y Kaidoh se puso pálido.
-Preferiría algo menos...venenoso.
-¡Pero si te va a gustar!
-F...¡Fhsss!-Y salió corriendo de su propiedad. Inmediatamente, Inui fue tras él, esquivando a Fuji y Eiji en la escalera,que subían.
-¡Nya!, ¿a que jugáis? ¿Puedo jugar yo?-Y se fue con ellos también. Fuji continuó su caminata hasta arriba, con su sonrisa impenetrable y sus ojos cerrados en un gesto dulce para aquellos que no le conocían, pero que no colaba con sus amigos.
-Buenos días Echizen. Tan temprano despierto...-Lo saludó al verlo bajando como un zombi.
-Agradéceselo a los vecinos de mi parte-Y continuó bajando con sus murmullos amenazantes con voz de ultratumba.
Fuji no se molestó en tocar. Estaban en confianza y la puerta no tenía seguro, así que entró. Se encontró con un espectáculo inédito de Takeshi Momoshiro, en mitad de su salón en bóxers hiper estrechos y gritando a un público inexistente el final de la canción Wonderfull days.
Fuji, aunque seguía sonriendo, tuvo el impulso de salir de aquel edificio y no saber nada mas de él; pero era un buen amigo, así que entró y cerró de un intencionado portazo, haciendo que Momo saltase del susto en su sitio, resbalara con un cojín rosa y cayera de culo al suelo.
-Espero que no te olvides de mi cuando estés en la cima-Dijo Fuji, avanzando hasta la entrada de la fortaleza del cojín.
-¡Mierda!-Se sobó el culo, adolorido-¡Sempai! ¿De dónde has salido? Ah, años sin verte y apareces en este momento precisamente...-Se ruborizó.
-Yo también te he echado de menos-Le ofreció la mano para ayudarle a levantar,pero por esas casualidades de la vida también resbaló y se le fue encima.
-Joder, tengo que comprarme un sofá-Hizo nota mental Momo.
-Jaja, de eso venía a hablarte. Tengo uno en mi casa que me está estorbando, ¿lo quieres?
-¡Si! ¡Claro, gracias!
-Pues invítame a desayunar-Le sonrió, sin hacer nada por separarse del pecho de Momo.
-Pues adelante. Tengo una entrevista de trabajo a las once, me da tiempo-Se levantó, apartando a Fuji lo justo para incorporarse e ir a vestirse.
En la cafetería que estaba cruzando la calle, Ryoma cabeceaba en el sofá del fondo. Siempre intentaba escoger aquel sitio, porque era lo único cómodo que había. Todo lo demás eran repartos de mesas altas donde no habían sillas.
El sofá largo y el una pieza que estaba a su izquierda quedarían bien en su actual casa...
-¿Echizen? ¡Es Echizen!-Una voz suave le habló desde atrás. Un huevo parlante se le puso delante...No, espera, seguro que estaba soñando...¿Cuándo se había dormido?
-¿Oishi-sempai?
-¡Que agradable el verte de nuevo, Echizen!-Se sentó a su lado, dejando la bufanda sobre su regazo y unas bolsas de papel en el suelo-.Pero cuéntame, ¿como has estado?-Oh, pues si que era él. No había cambiado nada en absoluto. Sus rasgos maduros se habían acentuado y sus ojos parecían brillar mas que antes, pero nada más.
-Necesito un café...-Se resignó a no dormir. Hizo un gesto a la barra, justo a su derecha por atrás de que le trajeran uno lo más cargado posible-¿Que hace aquí, sempai?
-No me llames sempai-Se ruborizó en una sonrisa-.Eiji me ha dicho que te había visto justo cuando me comentaba que Kaidoh se había mudado. Supuestamente hoy iban a visitarte y así nos reuniríamos todos aquí. ¿Dónde está?
Véase a Eiji pasando frente a la gran cristalera con el nombre de la cafetería, donde al parecer huía de Inui y su termo lleno de sustancia destructiva junto con Kaidoh, que siseaba sin parar.
-Mírale, por ahí va...-Indicó Ryoma, sorbiendo de la taza recién servida.
-No sé de dónde saca la vitalidad...Dime, Echizen, ¿como te van las cosas?
-No me quejo.
-Mm, tan poco comunicativo como siempre.
-No te creas, cuando se duerme y habla solo se da unas charlas que no veas-Apareció Momo, acompañado por Fuji, que se sentó en el sillón individual.
-El que habla solo eres tu-Contraatacó Ryoma. Momo se sentó en el brazo del sofá largo.
-Oishi-sempai, tanto tiempo-Saludó-¿Que se cuenta? ¡Oh, si, quiero café y unos bollos de crema!-Gritó luego al único camarero tras la barra.
-Oh, pues...Mis padres me echaron de casa porque no quería casarme con la mujer que habían escogido para mí-Soltó de sopetón.
-¡No me digas!-Marujeó Momo.
-Pues si. No quiero casarme con alguien que no quiero y punto.
-Porque Oishi ya tiene a alguien, ¿no?-Sonrió misteriosamente Fuji, haciéndose con uno de los bollos de Momo.
Oishi se sonrojó.
-Si. Ya podría salir con toda la selección de volley playa brasileña que no me enamoraría de ninguna-Dijo con convicción.
Primer descubrimiento del día: Oishi era gay.
-Pues yo no tengo ni trabajo ni novia. Aunque espero conseguir lo primero esta tarde-Sonrió Momo, comiendo como un cosaco.
-Ahora que lo mencionas, tengo que pagar una multa que me pusieron en el trabajo-Sonrisa Fuji.
-¿Que ocurrió?-Preocupación made in Oishi.
-Oh, nada. Es que al parecer el pillar a alguien tirándose a otro alguien en la mesa de reuniones, mientras ese misterioso "alguien" está con las manos atadas a la espalda con su propia corbata no les hace mucha gracia-Y la sonrisa seguía allí, sin inmutarse.
Segundo descubrimiento del día: Fuji pasaba los límites que separan entre sádico y psicópata perturbado.
-Claro. Lo más normal hubiese sido que te ascendieran por eso-Ironizó Momo, pasandoseles las ganas de comer al menos en dos minutos.
-Ha...¿Has sabido algo de Tezuka?-Le tembló al voz a Oishi.
-No-Dijo Fuji, cortante, mientras una aura asesina acojonante se esparcía por el lugar.
Silencio....
-¡¡Nyaaaa~~!!-Entró como una ráfaga de viento Eiji, saltando al sofá desde atrás como si quisiese esconderse de enemigos de guerra, sucediendo que aplastó a Ryoma, quien derramó el café caliente sobre Oishi, que iba a reaccionar para no quemarse; cosa que no pudo hacer porque Kaidoh se le tiró encima como si lo estuviera cubriendo de un tiroteo. Inui entraba el último, con restos de su propio "jugo" en la ropa e hiperventilado de tanta persecución, junto con Kawamura, al que había encontrado en la calle.
-Oh, no estaba en mis probabilidades el volver a reunirnos todos-Dijo, mirando la escena por encima del sillón.
-¡Nya, hola ochibi!
-Si sólo estuviera Tezuka-buchou-Dijo Taka-san, nostálgico-Oh, ¿te duele algo, Fujiko-chan?
-....-Aura asesina ululando por el aire.
-¡Hey, que llego tarde a mi entrevista!-se levantó Momo, metiéndose de una vez todos los dulces a la boca-¡Nogh femosh!-y salió corriendo; sin pagar por cierto.
-Fhsss....Supongo que ya he trotado lo mismo que en una semana de salidas...-Suspiró Kaidoh, dispuesto a comer algo.
-Yo me voy. De camino ya pienso a donde-Se escabulló Ryoma tras tirar al piso sin mucho cuidado a Eiji, que por supuestísimo fue ayudado por Oishi. Otro que se iba sin pagar.
Fuji dejó de exudar hormonas asesinas y se dispuso a buscar su diversión del día; que no fue otro que cierto joven extranjero que acababa de entrar al local.
Eiji comió tarta y se libró del jugo de Inui por los pelos, hablando con sus compañeros restantes sobre sus vidas en este tiempo; contándoles de paso que era asistente de chef en un restaurante en el centro.
Kawamura sería el próximo propietario de la tienda de Sushi.
Inui estudiaba química y composición en la universidad de Tokyo; aprovechando el laboratorio para crear las recetas de jugos nuevos y mortales.
Kaidoh había logrado mudarse porque ganó la casa en un concurso, pura chiripa. Ahora se preparaba para ser entrenador de futuros tenistas, puliendo sus propias dotes.
Oishi se las ingeniaba para vivir en una “casita” de urbanización, compaginando sus estudios universitarios con su carrera de escritor/actor de teatro. Ah, y al final tuvo que pagar la cuenta en la cafetería. Seguía siendo un buenazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario