-Epílogo -
-Este año los novatos son muy prometedores. Dentro de nada nos dirán a la cara que nos retiremos, ¿no crees?
-Supongo que cuando pasas los treinta dejas de ser popular -suspiré, mirando el segundo vaso de Whisky que me habían servido en la barra del Club.
Lo malo de trabajar de Host es que llegas a la cima cuando eres joven, pero luego caes en picado cuando cumples la treintena. Es algo un poco cruel si te paras a pensarlo.
Suzu parece llevarlo mejor que yo. Escuché que hace poco se reconcilió con su padre, por lo que en sus días libres a veces regresa al hogar.
Me da algo de envidia. Pero incluso he rechazado sus invitaciones de ir, ya que no me sentiría muy cómodo delante de su pequeño hermano.
Me pregunto cuanto habrá crecido Hikaru...Supongo que tal y como soy ahora no entraría en sus estandartes para ser su criado.
“No quiero un criado,eso es vulgar. Quiero un mayordomo”
Ohh, cierto. Tu concepto de la elegancia te sobrepasa Hikaru. Alargo una sonrisa antes de beber de nuevo de mi pesado vaso. De cierta manera se le hecha de menos.
Ese mocoso pretencioso...
-Disculpe señor, el Club aún no abre...¡Señor!
Cuanto ruido. ¿Otro viejo armando escándalo en la entrada?
Aunque es verdad que los nuevos tienen dotes impresionantes, ni yo podría esperar cuando lo único que te queda es algo como esto.
-¡Yuki!
...¿Hay algún Host nuevo que se llame Yuki? ¿O soy yo?
Giré la cabeza pesadamente, recogiéndome los mechones rebeldes de mi melena tras la oreja. Me enderecé en la silla y miré al hombre que escrutaba todo el local buscando al tal “Yuki”
Parecía ser otro diplomático, con su traje Armanni y su pelo arrebolado.
-Es la primera vez que veo a un ejecutivo tan desaliñado -murmuró uno de los jóvenes, y no pude estar mas de acuerdo con él. Y aún más cuando lo vi acercarse, con la mirada fija en mi persona, dando zancadas largas hasta pararse tras de mi.
Vaya, ¿sigo siendo popular o es que venía a cobrarme algo?
Me giré despacio en la silla, mirándole con intensidad.
-¿Puedo ayu...?
-¿Yuki? -Gritó, y al momento después alargó una jovial sonrisa infantil que quise reconocer enseguida.
No puede ser...
Me levanté despacio de la silla y alcé la cabeza. Aquel hombre me sacaba una cabeza de alto, y eso que yo me consideraba bastante agraciado respecto a mi estatura. Y bien visto de cerca aún hay rasgos de él que no han desaparecido.
-¿Hikaru? -Pregunté, sólo para estar seguro.
La sonrisa se le borró de golpe y frunció las cejas, como si hubiese oído algo tremendamente ofensivo.
-Un mayordomo no llama a su amo por su nombre -Dijo a modo de recordatorio-. Veo que no has aprendido nada, Yuki.
¿Mayordomo?...¿Aún seguía con eso?
Me sujetó del brazo y me separó de la barra, haciendo una señal para que el hombre que esperaba por él junto al hall se acercase. Luego se dirigió al dueño, que miraba pasmado junto al mostrador.
-Esta persona me pertenece, así que me la llevo.
-¿¡Disculpe!?
¿¡Disculpa!? ¿Como es eso de tratarme como un jodido juguete? Sigue siendo un mocoso...
-Pagaré por las molestias causadas, así como la anulación de su contrato y un generoso extra -Decía mientras me arrastraba hacia la salida. El hombre que previamente había llamado garabateo en un talonario y se lo extendió al dueño, al cual los ojos parecieron salirse de las órbitas.
Después solo pude ver el tenue pasillo iluminado del Club y a continuación la calle.
Cuando pude caminar por mi mismo vi un coche increíblemente lujoso esperando con un chófer.
¿Seguro que aquel tipo millonario seguía siendo el pequeño Hikaru?
-¡Yuki! -Suzu salió en mi busca, al parecer consternado.
Pero no pudo acercarse a mi, pues aquel hombre se interpuso, como una madre protegiendo a su hijo...No pude moverme o protestar.
-A pasado tiempo, hermano.
-Hikaru, ¿que estás haciendo? - Oh, entonces si que era Hikaru-. ¿Que pretendes conseguir con esto? Aún sigues siendo un crío malcriado y...
-Ahora puedo permitirme ser egoísta. He trabajado mucho y ahora no dependo de nadie, ¿no? ¿Cuál es el problema? Solo estoy reclamando algo mio que dejé atrás.
-Tu lo has dicho, lo dejaste atrás. ¿No crees que va siendo hora de que juegues con los de tu edad?
Por alguna razón eso me ha dolido...
Miré a Hikaru, con su rictus serio e indescifrable...
-Lo mismo digo hermano -...Hasta que alargó una sonrisa diabólica. Me recordó a una de las mías en mi época adolescente.
-¿Que?
-Deberías intentar ligarte a los de tu edad, que ya no tienes la energía de antes.
Me quedé en el sitio. Miré como a Suzu se le subían los colores de rabia...Y no pude evitarlo.
Comencé a reírme tan fuerte que sentía que me ahogaba. Hikaru abrió la puerta del coche y me empujó dentro, ante los gritos de Suzu.
-Ya nos veremos por casa, hermano -Se subió al mismo tiempo que el hombre que había visto con el talonario y el coche se puso en marcha.
A pesar de todo continué riéndome. Este mocoso insolente...
-Eso ha sido un reencuentro un poco extraño -Dije, limpiándome las lagrimas de los ojos, pudiendo parar de carcajearme. Cuando quise mirar de nuevo a aquel Hikaru adulto me encontré atrapado en su beso. Uno intenso, fogoso y desesperado, a la par que inexperto.
-Soy el vicepresidente de una compañía informática gracias a la creación de un nuevo sofware que llevé a cabo el mes pasado. No he podido venir a buscarte antes por todos los papeleos del trabajo. Esta vez tengo dinero para un sueldo propiamente dicho. Así ya no hay quejas, ¿verdad?
Lo dicho, era un chulo prepotente. El típico jefe que nunca quieres que te toque.
-¿Y por que aún yo? Hay gente cualificada...
-No me hagas repetírtelo otra vez Yuki. Te quiero a ti.
Sinceramente, eso me conmueve. Y no se si me merezco algo así después de como nos despedimos la ultima vez, hace ya años. Y tampoco es que mi trabajo de Host fuera algo muy digno de mencionarse.
-Vayámonos a casa. Esta vez es mas grande que la anterior, así que tendrás que organizarte. Aunque antes que nada quiero que veas mi habitación -Me miró intensamente. Es como si hubiera esperado todo aquellos años para estar a la par que yo en la cama.
La sonrisa maliciosa que antes frecuentaba mi rostro volvió cuando intentó volver a besarme, apartándolo con la mano hasta volverlo a acomodar en el sillón.
-Por supuesto que no, mi Señor. Estoy seguro de que tiene mucho trabajo pendiente, por lo que dejaremos las diversiones para otra ocasión.
Me apartó la mano y volvió a besarme hasta dejarme tumbado en el asiento, sin respiración. Luego volvió a enderezarse mientras se arreglaba el pelo y le daba a su conductor la orden de ir mas rápido.
-Que te crees tu eso, mayordomo. Te aseguro que mañana no podrás siquiera levantarte de la cama.
...No me gusta su sonrisa. Y tampoco esa aura que emana de él.
Joder...Ya estoy viejo para estas gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario